¿Cómo desarrollar procedimientos operativos estándar y aplicar una política de seguridad sólida?

En un mundo en el que los riesgos son cada vez más numerosos y complejos, resulta crucial que las empresas desarrollen procedimientos operativos normalizados (PNT) y pongan en marcha una sólida política de seguridad. Esto no sólo garantiza la seguridad del personal humanitario y de las infraestructuras, sino también la continuidad de la organización frente a amenazas externas e internas. Una gestión avanzada de la seguridad bien estructurada es esencial para lograrlo. Este artículo explora los pasos clave para crear procedimientos eficaces y una política de seguridad sólida.
Gestión avanzada de la seguridad: el motor de unos procedimientos eficaces
La gestión avanzada de la seguridad se refiere a la adopción de estrategias y tecnologías sofisticadas para identificar, analizar y abordar los riesgos de forma proactiva. Este enfoque permite a las organizaciones tomar la iniciativa en materia de seguridad, en lugar de esperar a que se produzca un incidente. Una política de seguridad sólida comienza, por tanto, con una gestión avanzada de la seguridad, que implica la identificación de amenazas potenciales y la aplicación de soluciones para contrarrestarlas. Pero para ser eficaz, esta estrategia debe basarse en procedimientos operativos normalizados (PNT).
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¿Qué es un procedimiento normalizado de trabajo (PNT)?
Los procedimientos normalizados de trabajo son documentos en los que se detallan los pasos a seguir para realizar una tarea específica de forma coherente y segura. Contribuyen a asegurar la continuidad de las operaciones y garantizan la aplicación de buenas prácticas en todas las fases de un proceso. Los PNT son especialmente importantes en ámbitos en los que la seguridad es una prioridad, como la gestión de sistemas de información, la seguridad física y la gestión de riesgos.
En el marco de una gestión avanzada de la seguridad, se utilizan procedimientos operativos normalizados para definir las medidas que deben tomarse en caso de incidente de seguridad, prevenir los riesgos previos y garantizar que cada empleado es consciente de sus responsabilidades en materia de seguridad.
Paso 1: Identificar los riesgos y los requisitos de seguridad
El desarrollo de procedimientos operativos normalizados comienza con la identificación de los riesgos a los que está expuesta la organización. Esto incluye amenazas físicas, como incendios, atentados y detenciones, pero también riesgos digitales, como ciberataques o violaciones de datos. El objetivo es determinar las áreas críticas de la organización que requieren una mayor protección.
En el contexto de la gestión avanzada de la seguridad, esta identificación se realiza generalmente utilizando métodos de gestión de riesgos o evaluaciones de vulnerabilidad de sistemas e infraestructuras. Estas herramientas proporcionan una imagen precisa de los ámbitos en los que es necesario reforzar las medidas de seguridad.
Paso 2: Definir objetivos de seguridad claros y mensurables
Una vez identificados los riesgos, es esencial definir objetivos de seguridad claros y mensurables. Estos objetivos deben estar alineados con los objetivos y necesidades de seguridad de la ONG, y deben ser lo suficientemente específicos como para poder ser supervisados y medidos.
Los objetivos de seguridad son el núcleo de una gestión avanzada y eficaz de la seguridad. Orientan la aplicación de los procedimientos y ayudan a evaluar el rendimiento de la política de seguridad a lo largo del tiempo.
Etapa 3: Elaboración de procedimientos operativos normalizados
Los procedimientos normalizados de trabajo deben elaborarse teniendo en cuenta los riesgos identificados y los objetivos de seguridad. Cada procedimiento debe describir detalladamente las medidas que deben tomarse para prevenir, detectar y reaccionar ante los riesgos. Por ejemplo, un procedimiento para la gestión de una violación de datos podría incluir acciones como :
- Activar la alerta de seguridad con el equipo de gestión de riesgos.
- Confirmar la naturaleza del incidente (acceso no autorizado, piratería informática, etc.).
- Aísle los sistemas afectados para evitar la propagación de la amenaza.
- Analizar los datos comprometidos e informar a las partes interesadas.
- Elaborar un informe de incidente para una auditoría posterior al suceso.
Cada proceso debe ir acompañado de funciones y responsabilidades claramente definidas, así como de mecanismos de comunicación para garantizar que todas las partes interesadas sepan qué hacer y cuándo.
Etapa 4: Formación del personal y sensibilización en materia de seguridad
Los procedimientos operativos normalizados sólo pueden ser eficaces si todo el personal los entiende y los sigue. La formación es, por tanto, un elemento clave en el desarrollo de estos procedimientos. El personal humanitario debe recibir formación sobre procedimientos de seguridad, gestión de incidentes y cómo responder a posibles amenazas. La concienciación en materia de seguridad debe ser continua, ya que las amenazas evolucionan rápidamente.
Además, la formación debe incluir ejercicios prácticos y simulacros para preparar al personal a reaccionar eficazmente en caso de incidente real.
Etapa 5: Evaluación, ajuste y mejora continuos
La seguridad es un campo en constante evolución. Una vez establecidos los procedimientos operativos estándar y la política de seguridad, es crucial evaluarlos periódicamente y ajustarlos si es necesario. Esto incluye realizar auditorías internas y externas, analizar incidentes pasados y ajustar los procedimientos para incorporar las lecciones aprendidas.
La gestión avanzada de la seguridad debe ser dinámica, capaz de adaptarse a los nuevos riesgos y tecnologías, y estar preparada para evolucionar en función de las necesidades de las ONG y la normativa.
Aspectos a tener en cuenta
Desarrollar procedimientos operativos estándar y aplicar una política de seguridad sólida es un proceso complejo, pero esencial para la seguridad a largo plazo de cualquier organización. Mediante una gestión avanzada de la seguridad, es posible reducir los riesgos, prevenir las amenazas y garantizar la resistencia de la ONG ante los retos de seguridad. Estos pasos clave no sólo garantizan el cumplimiento de la normativa, sino que también crean una cultura de seguridad dentro de la organización, en la que cada empleado desempeña un papel en la protección de la empresa.
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